domingo, 30 de diciembre de 2007

La generación de Taller. Piedra de sol y Muerte sin fin.

La generación de Taller.
Piedra de sol y Muerte sin fin.

Por mí (como siempre): Francisco Puente.

¿Qué es una generación literaria?

Una generación literaria es como una sociedad dentro de la sociedad. Por lo general comienza con muchachos de la misma edad, clase y país. Coinciden entre ellos en muchas de sus lecturas, tienen las mismas pasiones e intereses (estéticos y morales). Pero no todo es afinidad. Con frecuencia estas generaciones están divididas en facciones y grupos de opiniones antagónicas. Lo que usualmente distingue a una generación son su sensibilidad, gustos, actitudes y antipatías. A veces la visión de una generación es de ruptura con todo lo anterior, a veces de continuidad; y a veces sólo buscan una nueva versión o exégesis de la tradición.
La tradición está hecha de ruptura y continuidad, los agentes de este movimiento son las generaciones.

Generación de Taller

Entre 1935 y 1938, un grupo de jóvenes nacidos alrededor de 1914, se empezaba a manifestar con escritos en diversos diarios y revistas. Frecuentaba ciertos cafés, museos, conciertos, conferencias y reuniones de política de izquierda. La mayoría de estos jóvenes repudiaba el nacionalismo y el realismo socialista (posturas que la generación anterior, Los contemporáneos, tenía presentes).
En 1938, gracias al mecenismo de Rafael Solana, apareció una revista de edición muy cuidada llamada Taller Poético, donde empezaron a aparecer textos de Enrique González Martínez, Carlos Pellicer, Alberto Quintero Álvarez, Manuel Lerín, Efraín Huerta y Enrique Guerrero. Hubo también otra revista donde los autores de la generación Taller empezaron a publicar: Poesía —publicada por Neftalí Beltrán; además de una pequeña editorial (Editorial Simbad) que comenzó a publicar a estos autores, aunque sólo pudo publicar dos poemarios, uno de Octavio Novaro y otro de Octavio Paz. La revista Taller poético también publicó libros, como el primero de Efraín Huerta: Línea del alba (fragmento: http://www.poesiaspoemas.com/efrain-huerta/linea-del-alba).
Taller poético definió al primer grupo de la genración. El segundo grupo se identificaba más con la revista Tierra Nueva. Los de Taller poético se reunían más en cafés y bares, mientras que los de Tierra Nueva lo hacían en el jardín de la Facultad de Filosofía y Letras.
El tema de la generación fue “poesía e historia”.
Taller poético contó con las colaboraciones de grandes autores, aparte de los miembros de la generación, a saber: J. R. Jiménez, Alfonso Reyes, Pablo Neruda, Luis Cernuda, Jorge Cuesta, Rafael Alberti, Luis Cardoza y Aragón y León Felipe.
Otros aspectos que pueden definir a la generación de Taller, son la búsqueda y reencuentro de poetas olvidados, y buscar nuevos aspectos y lecturas de los clásicos.
Finalmente, la revista Taller poético terminó por falta de recursos; sin contar que sus miembros estaban cansados y desilusionados por el nuevo rumbo del mundo.
En 1943 aparece El hijo pródigo, publicación en donde se reunieron dos generaciones de tres revistas: Los contemporáneos, Tierra Nueva y Taller poético.

Mis sugerencias para saber más:

Infórmese sobre Los contemporáneos y lea algo de ellos (http://es.wikipedia.org/wiki/Los_contempor%C3%A1neos).
Lea “Antevíspera: ‘Taller’, 1938-1941”, Generaciones y semblanzas (literatura contemporánea), Octavio Paz, FCE, 1989 (http://www.fce.com.ar/ar/libros/detalleslibro.asp?IDL=2079).
Investigue todos estos nombres: González Martínez, López Velarde, José Juan Tablada, Xavier Villaurrutia, Gilberto Owen, Armando Liszt Arzubide, Maples Arce, Renato Leduc y Alí Chumacera.

Octavio Paz: Piedra de sol

Piedra de sol (1957) es un fluir de metáforas, reiteraciones, precisiones, descripciones, enumeraciones, atmosferas, movimiento... Se siente una luz que rodea al poema. Es un poema al amor, a la mujer; los transitorio de ese amor que se trastoca y acaba en nada.
Hay diversas variantes: mujer-naturaleza, amor-muerte, acto amatorio-poesía, sexo-paradoja, antítesis y retruécano: todas relaciones complementarias.
En el poema se devela con mucha fuerza una presencia de lo femenino y los conceptos de amor-erotismo. Hay que tomar en cuenta que se parte tomando el cuerpo de la mujer como la vía primordial para llegar a la verdadera comunicación, sin soslayar que amor y poesía representan una unidad indisoluble.
El poema tiene 584 versos, mismo número de días que tarda Venus en su ciclo de traslación. Venus es mujer, musa, creadora; pero también por un lado manifiesta cierta vocación maligna.
«El poeta que me preocupa desde los veinte años tiene, junto con su obsesión por la identidad nacional el tema del Erotismo como eje de su poética». Mario Santi, 1937.
El poema se adapta al ying y al yang (el tao) como la vida a la muerte y viceversa.
Hay un avance en espiral que es una relación entre la mujer y el cosmos... La expresión salmódica, sagrada, nos lleva al nivel sensible y sensitivo de lo poético.
«Ver al mundo es deletrearlo». Paz.
Hay una visión del pasado (principalmente de la adolescencia del poeta), amor y desamor, dudas religiosas (Dios), ontológicas; todo por medio del fluir de un canto cíclico (termina como inicia: recio, rotundo) como la vida.
La eternidad tiene una corriente sonora que se oye en el fluir del texto.

Mis sugerencias para saber más:

Lea Piedra de sol de Octavio Paz. (http://www.geocities.com/revistaversoados/webpoemas/webpoemarios/paz-piedradesol.htm)
Qué es Polisemia, eufonía. expresión salmódica (¿por qué podríamos hablar también de expresión sagrada?).
Relación con el ciclo de la luna: núbil, fértil, anciana.
¿La desdicha lo petrifica todo?, ¿la salvación es el amor?
El ritmo de este texto conlleva emoción. Por qué.
Paz, en diversos textos, maneja una dualidad del hombre consigo mismo. Su metáfora más utilizada en este sentido es la del espejo (V. El arco y la lira). Encuentre la recurrencia en Piedra de sol y aclare su pertinencia.



José Gorostiza: Muerte sin fin

En Muerte sin fin (1939) podemos ver a la Substancia como primera categoría del Ser, donde es recurrente la metáfora del agua como principio de movimiento.
Podemos ver a Dios y a los hombres (Dios inmóvil, eterno); el vaso da forma al agua, como Dios al hombre —Dios como continente del alma humana—; el mundo se expresa en el hombre y se explica gracias a la consciencia de éste.
Muerte sin fin presenta cuatro cambios en el texto:
a) de sustancia (generación, corrupción)
b) de cantidad (el tamaño en los seres y en las cosas)
c) de cualidad (la alteración del color)
d) de lugar (traslación).
El poema se divide en dos partes. I: cuatro cantos más una canción, II: cuatro cantos y una canción. Consta de una totalidad de 775 versos, casi todos endecasílabos.
El primer canto introduce el tema: el hombre mediante su consciencia descubre la forma, lo que hace que algo sea.
El segundo canto nos habla de la dificultad de los sentidos, porque distingue a la razón como el último criterio de verdad; pero luego recapitula: el pensamiento mismo es el atributo de Dios. La razón demuestra que lo que se ve con la vista es falso.
Tercer canto: recapitulación de todo lo anterior: se adquiere consciencia de ser y estar. Pero esto fatiga, y el razonar por razonar puede llevar a la consciencia a una muerte sin fin de una obstinada muerte.
Cuarto canto: la inteligencia responde a su condición de razonamiento, por medio de un sistema de eslabones hermético.
Los cuatro cantos siguientes también giran en torno al movimiento o cambio de sustancia. Aquí la involución es esencial para llegar a la sustancia eterna.
Al final es como un volver, como un regresar al útero, a antes de la vida: antes de ella no hay vida, después de ella tampoco. Uno nunca deja de ser, sino que sigue siendo.
La canción final es corolario de la tesis sostenida. El Diablo es símil del anhelo de vida, la tentación, soberbia de aspirar a Dios. Luego viene la muerte de Dios o la tentación de creerlo muerto. Para acabar aparece una duda de fin de ciclo: vida-muerte-vida-muerte, por la muerte de Dios; por eso al final termina con la imprecación anda putilla.
Paz dice, acerca del uso de la rotonda infantil: «La poesía vuelve a ser tam tam, letanía, danza», y: «al otro lado del poema está la muerte que se mira en nosotros».
En general se podría decir que es un diálogo entre sustancia y forma, las hadas de la consciencia consigo misma, Dios —inteligencia pura— viéndose morir en nosotros infinitamente y sin descanso.
Para terminar, un comentario: Decía la mujer de Gorostiza que cuando acabó el texto no sabía como titularlo. Él pensaba nombrarlo Vida sin fin, hasta que por justa iluminación poética decidió titularlo Muerte sin fin.

Mis sugerencias para saber más:
Lea Muerte sin fin de Gorostiza (http://www.poesia-inter.net/jgo39b020.htm).
¿Qué es hilozoísmo?
En qué parte cae la división del texto en 2 partes, y en qué sitios de éstas se subdivide en cantos y canciones.
¿Las tentaciones del Diablo son soberbia intelectual del autor, del lector o del hombre?
¿Cuáles son los recursos retóricos más usados en el texto?
¿Por qué se podría decir que el poema es una torre de hielo cristalino y diáfano dentro de la poesía mexicana?
Qué se quiso decir con «anda putilla».
Recomendación: Leer El ser y el tiempo de Heidegger (prólogo: http://www.heideggeriana.com.ar/textos/tiempo_y_ser.htm).

viernes, 28 de diciembre de 2007

Narrativa (cuento) guatemalteca

La narrativa corta guatemalteca muestra una madurez plena. Quizá la poca difusión de estos autores, por las condiciones sociales y económicas imperantes en Guatemala, sean la razón principal para que los textos no sean conocidos. Sin duda hace falta, en el espectro de lo académico, un estudio (ya no digamos riguroso) que pudiera vindicar lo pertinente y vigente de los textos. Ana María Rodas, Mildred Hernández, Mario Payeras, Jessica Masaya y Regina José Galindo, son grandes expositores del cuento guatemalteco. Su narrativa se nos muestra con una solidez como la de cualquier otra robusta literatura latinoamericana. En algunas de sus líneas podemos rastrear a Arreola, Cortázar; pero nunca imitando: no pierden originalidad. Llevan los temas autóctonos cotidianos y actuales, a un plano universal. En lo personal podría decir que de todos los géneros literarios, el cuento es el de más peso en Guatemala. Mi opinión parece ser respaldada por los grandes autores guatemaltecos como Monterroso, por citar sólo a uno. Posiblemente se me pueda acusar de que Monterroso era más “mexicano” que guatemalteco, al igual que a otros grandes escritores guatemaltecos se les puede achacar otra nacionalidad; sin embargo estos grandes autores distan de los citados arriba, quizá sólo por la difusión, o quizá el exilio reviste de éxito a los refugiados. Sea cual fuese la causa del éxito, parece ser que la narrativa guatemalteca se presenta con más vigor en las narraciones breves. Pero retomando la comparación con los grandes autores guatemaltecos, personas como Rodas, Hernández, José Galindo y los demás, también tienen influencias allende sus fronteras, así que ¿deberán considerarse plenamente guatemaltecos a pesar de que pecan de lo mismo que los que radican fuera de sus fronteras? Me parece que no. Y para sustentar esto me referiré a Cortázar (cabe mencionar que lo noté muy presente en el texto de Jessica Masaya[1]). Este autor argentino en realidad no nació el país austral, y además radicó fuera de él la mayor parte de su vida; sin embargo es considerado uno de los grandes autores argentinos e hispanos. Esta consideración radica sólo en sus textos, única entidad que debe tomarse para senda aseveración. Obviamente en sus textos los encontramos llenos de “argentinidad” al mismo tiempo que de universalidad. Pasa lo mismo con estos autores: nos muestran un sentir local, un despertar social en varios aspectos, anhelos de mayor expresión, etc. Pero también nos muestran un posible escenario que le podría pasar a cualquiera en cualquier parte del mundo.
En fin, los cuentos leídos los encuentro muy completos, es más, para seguir citando a Cortázar usaré su definición: «La novela gana por puntos, el cuento por knock out». Todos esos textos tienen esa cualidad, además de tener unidad plena y, cabe mencionar, más actual (si tomamos como referencia a los autores clásicos guatemaltecos). Para finalizar diría que estos autores merecen algunos reflectores, aparte de ser una muy buena lectura introductoria para la Guatemala contemporánea.

[1] V. “Escuela de noche”. J. Cortázar.