viernes, 28 de diciembre de 2007

Narrativa (cuento) guatemalteca

La narrativa corta guatemalteca muestra una madurez plena. Quizá la poca difusión de estos autores, por las condiciones sociales y económicas imperantes en Guatemala, sean la razón principal para que los textos no sean conocidos. Sin duda hace falta, en el espectro de lo académico, un estudio (ya no digamos riguroso) que pudiera vindicar lo pertinente y vigente de los textos. Ana María Rodas, Mildred Hernández, Mario Payeras, Jessica Masaya y Regina José Galindo, son grandes expositores del cuento guatemalteco. Su narrativa se nos muestra con una solidez como la de cualquier otra robusta literatura latinoamericana. En algunas de sus líneas podemos rastrear a Arreola, Cortázar; pero nunca imitando: no pierden originalidad. Llevan los temas autóctonos cotidianos y actuales, a un plano universal. En lo personal podría decir que de todos los géneros literarios, el cuento es el de más peso en Guatemala. Mi opinión parece ser respaldada por los grandes autores guatemaltecos como Monterroso, por citar sólo a uno. Posiblemente se me pueda acusar de que Monterroso era más “mexicano” que guatemalteco, al igual que a otros grandes escritores guatemaltecos se les puede achacar otra nacionalidad; sin embargo estos grandes autores distan de los citados arriba, quizá sólo por la difusión, o quizá el exilio reviste de éxito a los refugiados. Sea cual fuese la causa del éxito, parece ser que la narrativa guatemalteca se presenta con más vigor en las narraciones breves. Pero retomando la comparación con los grandes autores guatemaltecos, personas como Rodas, Hernández, José Galindo y los demás, también tienen influencias allende sus fronteras, así que ¿deberán considerarse plenamente guatemaltecos a pesar de que pecan de lo mismo que los que radican fuera de sus fronteras? Me parece que no. Y para sustentar esto me referiré a Cortázar (cabe mencionar que lo noté muy presente en el texto de Jessica Masaya[1]). Este autor argentino en realidad no nació el país austral, y además radicó fuera de él la mayor parte de su vida; sin embargo es considerado uno de los grandes autores argentinos e hispanos. Esta consideración radica sólo en sus textos, única entidad que debe tomarse para senda aseveración. Obviamente en sus textos los encontramos llenos de “argentinidad” al mismo tiempo que de universalidad. Pasa lo mismo con estos autores: nos muestran un sentir local, un despertar social en varios aspectos, anhelos de mayor expresión, etc. Pero también nos muestran un posible escenario que le podría pasar a cualquiera en cualquier parte del mundo.
En fin, los cuentos leídos los encuentro muy completos, es más, para seguir citando a Cortázar usaré su definición: «La novela gana por puntos, el cuento por knock out». Todos esos textos tienen esa cualidad, además de tener unidad plena y, cabe mencionar, más actual (si tomamos como referencia a los autores clásicos guatemaltecos). Para finalizar diría que estos autores merecen algunos reflectores, aparte de ser una muy buena lectura introductoria para la Guatemala contemporánea.

[1] V. “Escuela de noche”. J. Cortázar.

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